La Santa Madre Iglesia
Mucho se ha hablado en los años contemporáneos acerca de la Iglesia Católica Apostólica Romana, denostándola, tachandóla de represora de las ideas, castigadora de la libertad y causante del letargo de las ciencias durante la Edad Media, achacándole culpas exageradas y responsabilidades que en realidad no posee. Todas estas opiniones equivocadas obedecen a dos causas principalmente.
La primera causa, a la voluntad y animadversion, a sabiendas o inconsciente, de hombres y mujeres doctos e ilustrados, que a partir del siglo XVIII, pero principalmente durante los siglos XIX y XX, se dedicaron a atacarla y difamarla, imputándole infamias y supuestos "crimenes" contra el hombre. Asi, estas personas señalan a la Iglesia como un ente arcaico, inútil y perjudicial para el desarrollo del ser humano.
Estas ideas son impulsadas por su odio o antipatía a la Iglesia, lanzando postulados que quieren elevar a la categoría de doctrinas para el "progreso" de la humanidad. Todos sus ataques filosóficos son empujados por su odio a la Iglesia Católica y al ser llevados por esta tendencia, pierden objetividad en sus aseveraciones. Estas personas lanzan sus ataques muchas veces desconociendo la realidad historico-global de los tiempos pasados y sin ponderar correctamente toda la herencia cristiana, que, como veremos más adelante, en realidad es la que construyó el terreno cultural que hizo posible que desde entonces y ahora estos opositores puedan elevar sus banderas de la racionalidad y no se hallen en la ignorancia del saber y el desorden de la incivilización.
Cruz celta. Por su separación del continente, Irlanda fue el más importante centro cristiano de protección de la sabiduría del mundo occidental durante la Alta Edad Media.
La segunda causa, responde al ambiente actual de consolidación y auge de las ideas filosóficas-ideológicas-doctrinarias sociales y políticas donde la libertad individual ocupa un lugar tan importante. Las personas de hoy, acostumbradas a este sistema contemporáneo, al mirar hacia los tiempos pasados pueden creer que las críticas maliciosas que se han hecho contra la Iglesia tienen razón. Pero el ambiente de hoy y el de aquel tiempo eran sustantivamente diferentes, en lo geográfico, científico, filosófico, académico, cultural, social, militar, económico, político, religioso y en la misma opinión, pensamiento y sentir de los hombres.
Se trataba de realidades distintas, y pretender juzgar aquellos tiempos con la óptica presente y sin conocer la naturaleza completa de todos los hechos y elementos que constituyen ese período y su mentalidad, es casi un absurdo. Pretender condenar el proceder tomado por toda una sociedad en un determinado momento de auge filosófico-ideológico-doctrinario teniendo por juez al ideario filosófico-ideológico-doctrinario de hoy es simplemente absurdo. Es como si juzgáramos negativamente a un diestro herrero de la centuria del 1500 por "preferir" ganarse la vida moldeando el acero en lugar de dedicarse en adelantarse a descubrir la teoría de la gravedad de Newton. Pretender que tal herrero haga lo segundo es un absurdo, porque el herrero no conoce ni tiene suficiente preparación de las ciencias matemáticas y físicas para aplicarse a ello, y aunque lo tuviera, las necesidades prácticas de su situación social y económica no le permitirían hacerlo, pues debe preocuparse de ganarse el sustento diario. Para tal herrero lo más natural es laborar como herrero, tal como para la sociedad medieval lo más natural fue desenvolverse en sus manifestaciones típicamente cristiano escolásticas medievales. No se trataba de una "eleccion", no es que la Iglesia eligió e impuso ese sistema a la sociedad, sino que la sociedad misma, en todo su conjunto, estaba actuando de acuerdo a lo que era más natural y lógico para ella.
La Iglesia Católica constituyó un gran centro de saber y cultura provechosa para el hombre durante toda la Edad Media. Gracias a ella se evitó que el ocaso de las civilizaciones griega y romana acarrearan la extinción para siempre de sus conocimientos. Luego de la desaparicion del Imperio Romano de Occidente y las invasiones bárbaras del norte de Europa, se corría el riesgo del fin completo y definitivo de la sabiduria alcanzada, e iniciar el occidente una nueva era sin ningun legado del saber anteriormente alcanzado, partiendo desde un verdadero desamparo de conocimientos. Lo común hubiese sido que tras desaparecer la civilización greco-romana, ésta se haya perdido para siempre con todas sus creaciones y logros del saber humano. De haber sucedido asi, habría significado un verdadero partir de cero para el mundo de occidente, que debería redescubrir todo de nuevo, acarreándose un desarrollo aún mas lento que el que experimentó en la Edad Media.
Ejemplos existen, tales como la desaparición casi total de la sabiduría de los antiguos egipcios, creadores de una de las civilizaciones más desarrolladas de la historia; la extinción de la civilización mesopotámica, auténtico núcleo de produccion de cultura avanzada de la antigüedad en oriente. Muchos hombres exhaltan los logros de la Grecia y Roma clásicas, tales como la democracia, las leyes, artes y ciencias, y señalan a la Iglesia medieval como un retroceso en el progreso del hombre. Estos críticos olvidan o no quieren mencionar que fue precisamente la Iglesia, occidental y oriental, la que salvaguardó estos conocimientos de su extinción y perdida inminentes, haciendo de vía para que nos llegasen a nosotros. Cuántas maravillas del saber de los faraones se habrán perdido para siempre, sepultadas en las arenas de Egipto? Cuántas las excelentes obras culturales desaparecidas bajo las ruinas de las espléndidos imperios de Asiria, Babilonia y Persia? Cuánto el conocimiento valioso condenado al olvido oculto por la ignorancia de escritura de los Celtas europeos? Quién sabria algo de las cosmovisiones nórdicas a no ser por la pluma de los clérigos medievales de Islandia, que las pusieron por escrito? La recuperación de datos que se ha obtenido de aquellas civilizaciones extinguidas a través de la arqueología no puede alcanzar a cubrir su verdadera magnitud, pues esa recopilación esta basada en la conjetura y la re-construccion metódica de los elementos dispersos, como un complejo rompecabezas de miles de piezas que ha perdido cientos de ellas, que nunca llegará a hacer una comprensión exacta y completa de su verdadera realidad y naturaleza. Aquello en modo alguno puede compararse con el saber greco-latino, que nos ha sido legado por la Madre Iglesia a traves de los siglos, con conocimiento vivo y experenciado por sus propios hombres, quienes a finales del Imperio Romano estaban empapados de la cultura helenística y latina, habiendo coexistido y relacionado con los auténticos protagonistas, representantes y depositarios de tales culturas.
La Iglesia fue también la que sentó las bases fundamentales para que el mundo occidental pudiera disponer de los elementos necesarios para la eclosión y desarrollo de conocimientos producidos a partir del Renacimiento y la Edad Moderna. Fueron los monasterios quienes guardaron los registros de los grandes sabios de la antigüedad, mientras los señores feudales se enfrentaban en guerras. Los primeros hospitales fueron creados en el medievo por los religiosos cristianos y las escuelas y universidades fueron fundadas por obra de hombres eclesiásticos medievales.
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