Un nuevo período (que se ha llamado "suevo" por la dinastía reinante) se extiende desde la elección de Federico Barbarroja (1152) hasta la muerte de Federico II (1250). Se aprecia un tono distinto en una serie de leyendas hagiográficas, tales como la Aegidiuslegende (Leyenda de San Egidio, hacia 1160), Wilder Mann (El Hombre Salvaje, hacia 1170), sobre la Verónica, y Pilatos (hacia 1180), donde el modo tradicional en este tipo de escritos evolucionó hacia una manera en que la narración y la fantasía tenian mayor importancia, haciéndose sentir ya el influjo de la poesía cortés. Tambien entonces escribía el hermano lego Heinrich von Melk, el primer gran satírico de la literatura alemana, a quien se ha llamado el Juvenal de la edad caballeresca, por su manera incisiva de pasar revista a los vicios de todos los estamentos sociales. La lujuria, la gula y la avaricia de los clérigos; la violencia de los caballeros; las malas artes de las mujeres; los engaños de los mercaderes; las envidias, odios y rencillas de los rústicos; éstos son los temas que critica en sus poemas Von des Tôdes Gehügede (Meditación de la muerte) y Priesterleben (Vida de los clérigos), escritos entre 1150 y 1160.
A caballo entre el período anterior y la nueva época (en la cual, con la consolidación de la lírica cortés, la poesía medieval alemana llegará a su punto más alto, creando el primer período clásico de las literaturas germánicas) está el Alexanderlied (Poema de Alejandro, hacia 1150), del Pfaffe Lamprecht (el Preste Lamberto). En el Alexanderlied luchan el espíritu ascético y caritativo de la reforma gregoriana, y el espíritu de conquista y de grandeza.
Por lo que se refiere a la poesía narrativa caballeresca, como también a la lírica cortés, Alemania siguió los pasos de Francia. Los poetas alemanes cedieron al atractivo de los ideales corteses, pero prestaron atención a la psicología de los personajes.
El primer poema típicamente caballeresco es el Rolandslied (Canción de Roldán, hacia 1170), del Pfaffe Konrad (Preste Conrado) de Ratisbona, refundición libre de la Chanson de Roland, donde, por su contenido épico y su sentido religioso, Roldán y sus caballeros son héroes a la par que mártires de la fe.
Pero no faltaba otro tipo de poesía narrativa más ligera, fresca y variada, mezcla de lo sacro con lo profano, lo histórico con lo legendario, lo serio con lo jocoso. Este género, pues, que a la instrucción quería unir el divertimiento y que hallaba su público en la baja nobleza, la naciente burguesía y entre los soldados y menestrales, tuvo por máximos exponentes el König Lother (El Rey Lotario, hacia 1150), el Herzog Ernst (el Conde Ernesto, hacia 1180), el Oswald (Vida de San Osvaldo), el Orendel (con la leyenda de la túnica inconsútil de Jesús) y el Salman und Morolf, primer poema narrativo alemán.
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