EL CABALLERO CRISTIANO DEL MEDIEVO
Tenemos en el corazón el amor a la lírica, en nuestra mente un sueño, en nuestros ojos brillan la esperanza y la fe, en nuestro espíritu se mueve la energia del que anuncia el testimonio de su esencia y de sus convicciones.
Hay en nuestras almas el legado de cien generaciones que nos invita a rememorar nuestra historia, nos enseña a manifestar el sentir de nuestra mística, nos lleva a recorrer hacia atrás el tiempo y encontrar la inamovible unidad que fue nuestro origen antiguo que se pierde en la noche de los siglos.
Existe en el aliento de nuestras vidas el registro latente de nuestro pasado antiquísimo, fuerte, digno y marcial. Nuestros cantos llevan en su inescrutable contenido místico las voces de millones de hermanos que nos precedieron, el antiguo amanecer del desconocido advenimiento nuestro a este mundo de la tierra, el mar, el viento, el fuego y el espíritu.
Tenemos en el corazón el amor a la lírica, en nuestra mente un sueño, en nuestros ojos brillan la esperanza y la fe, en nuestro espíritu se mueve la energia del que anuncia el testimonio de su esencia y de sus convicciones.
Hay en nuestras almas el legado de cien generaciones que nos invita a rememorar nuestra historia, nos enseña a manifestar el sentir de nuestra mística, nos lleva a recorrer hacia atrás el tiempo y encontrar la inamovible unidad que fue nuestro origen antiguo que se pierde en la noche de los siglos.
Existe en el aliento de nuestras vidas el registro latente de nuestro pasado antiquísimo, fuerte, digno y marcial. Nuestros cantos llevan en su inescrutable contenido místico las voces de millones de hermanos que nos precedieron, el antiguo amanecer del desconocido advenimiento nuestro a este mundo de la tierra, el mar, el viento, el fuego y el espíritu.
Existe tambien en nuestro aliento la presencia superior del enviado sagrado que nos corrige, enseña y encamina. Quien nos llama a la perfección, nos humilla en su indiscutible condición de ser supremo y nos transforma a la actual condición en la que hemos encontrado el propósito de vivir segun sus altísimos mandatos. Su glorioso caminar entre nosotros ha mudado nuestra anterior mística absoluta para darnos una nueva vida en la que hemos aprendido a amar su poder, su autoridad, su bendición y su castigo.
Es así como tenemos plena conciencia de nuestra naturaleza, pero la ponemos al servicio del divino salvador y de quien lo envió porque somos conscientes que una vida sin honor no vale nada, que el que rechaza la censura es estúpido, y que la única fortaleza verdadera es ser capaces de cumplir nuestro santo deber para alcanzar la perfección a la que hemos sido llamados.
Es por eso que en nuestro ser adiestrado para bien nos encaminamos en nuestro amor por el deber a traves de nuestra labor caballeresca, guerrera y tambien poética, religiosa y defensora y difusora de los altos valores que engloban nuestro compromiso, cultura e identidad.
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