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marzo 19, 2009

La época de la literatura Anglonormanda

Hasta 1250 aproximadamente las lenguas dominantes fueron el francés (anglonormando) y el latín. Los normandos aportaron un gran interés por la historia, y en latín escribieron los historiadores William of Malmesbury y Henry de Huntingdon; en la Historia Regum Britanniae (1137), de Geoffrey of Monmouth, se recogen las leyendas de antiguos britanos, como Lear, Gorboduc, Cymbeline y, sobre todo, el armazón de la historia del Rey Arturo, que el autor adapta de numerosos romances franceses. Será una versión de esta obra -el Brut, de Layamon-, la que, hacia 1200, narrará por vez primera en lengua inglesa la historia de los caballeros de la Tabla Redonda.


La literatura normanda es esencialmente aristocrática. Los géneros más cultivados son la literatura didáctica y religiosa, las historias y crónicas, los romances (el más famoso, el Tristan -h. 1170-, de Thomas, base de toda la literatura posterior en torno a este personaje), los fabliaux (cuentos de inspiración burguesa, más o menos satíricos) y los lais (narraciones breves de tema folcklórico). Esta literatura en lengua francesa disminuyó en importancia, cuando, a principios del siglo XIII, una parte de la nobleza adoptó el inglés, pero prosiguió hasta finales del siglo XIV.


En inglés, los dos documentos líricos más antiguos que se conservan, probablemente del siglo XII son: la canción supuestamente improvisada por rey Cnut (muerto en 1035) al oír cantar a los monjes de Ely "Merie sungen The munekes binnen Ely/Tha Cnut ching reu ther by (...)" y tres pequeños poemas religiosos, los St. Godric's Hymns. Dentro del mismo siglo son, sin embargo, más interesantes la Moral Ode, que predica el arrepentimiento, y sobre todo, el poema Love Run, de Thomas of Hales, que tiene por tema la fragilidad del amor humano y su sustitución por Cristo, el esposo perfecto. Hay que mencionar también, aunque su calidad literaria sea nula, el Orrmulum, traducción de los evangelios en monótonos versos (unos 150.000) de regularidad silábica.


En prosa destaca, en el siglo XII, la Ancrene Riwle (Regla para eremitas), libro interesantísimo, porque revela en su estilo una personalidad vigorosa y a la vez llena de candor, que, en sus consejos dirigidos a tres hermanas, les propone una guía espiritual alejada de los rigores formalistas y que no desdeña hacer incursiones en detalles de la vida cotidiana.


Hacia la primera mitad del siglo XIII encontramos las primeras muestras de literatura secular. Son los Proverbs of Alfred, recopilación de este tipo de sabiduría popular, el ya mencionado Brut, de Layamon, escrito en una métrica anglosajona empobrecida, y, sobre todo, el poema en octosílabos The Owl and the Nightingale (La lechuza y el ruiseñor), vivo debate entre estos dos pájaros, de un ingenio y una naturalidad sorprendentes. El autor -quizás un tal Nicholas of Guildford- no deja claro si se trata de una fábula o es una alegoría de la contraposición entre la nueva visión amorosa y el viejo didacticismo religioso.


Con el cambio de actitud linguística de la nobleza aparecen nuevos géneros en lengua inglesa: particularmente los romances y la lírica de tema profano. Los romances, poemas heróicos, difieren notablemente de la antigua poesía heróica anglosajona; si aquélla era profundamente seria, estos tienden hacia una idealización más bien fácil, estilizada. Aquélla estaba construida sobre el rígido esquema de los cuatro acentos por verso y la aliteración consonántica; la mayoría de estos se gobiernan por el número de sílabas y por la rima. Además, los romances ingleses aparecen cuando el género ha empezado a decaer y suelen prescindir de toda elaboración psicológica de la acción o de los personajes. Encontramos romances ingleses de los tres temas de la conocida clasificación de Jean Bodel: de tema francés, de tema clásico y de tema britano. Pero, curiosamente, los dos más antiguos que se conservan, King Horn y Havelock the Dane (ambos sobre el tema del príncipe desposeído que vuelve victorioso), pertenecen a otro ciclo, el de la historia inglesa, y reflejan un espíritu más cercano a las clases medias que a la corte. Mas tardíos, y quizá los más populares, fueron Guy of Warwick y Bevis of Hampton, sucesiones interminables de encuentros de los protagonistas con adversarios. Los de tema britano -con Arturo, Ginebra, Merlin, Lanzarote, etc., como protagonistas- no aparecen antes del siglo XIV. Destaquemos Ywain and Gawain, Morte Arthure y, el mejor de todos, {Sir Gawain and the Green Knight (Sir Gawain y el caballero verde)}. En esta obra, el conflicto entre los intereses contrapuestos del honor caballeresco y de las virtudes de la castidad y de la sinceridad es hábilmente expuesto y resuelto en un poema en que se funden magistralmente elementos muy diversos, como el fausto cortesano, la magia céltica, la descripción del paso del tiempo, la seducción, etc.


Las primeras canciones de tema secular se han conservado casi siempre de manera accidental. Sus temas -el canto a las estaciones o a la persona amada, los diferentes tipos de quejas- tienen sin duda un origen antiguo; sin embargo, nada similar parece haber existido en anglosajón ni en anglonormando. Las mejores de estas canciones son de una espontaneidad y un frescor inigualables, como la que termina: "Christ, that my love were in my arms, /And I in my bed again." Junto a ellas continuaban cantándose, naturalmente, las canciones religiosas de Navidad, a la Virgen, etc.


El gran número de advertencias moralizantes de aquella época en contra de los fabliaux hace pensar que debieron circular en abundancia, pero sólo se ha conservado uno titulado {Dame Sirith{ (h. 1250), el único antes de Chaucer. Narra la historia, típica en este género, de una alcahueta que consigue aterrorizar a una joven esposa para que ceda a las solicitudes de un pretendiente. Se ha conservado también una balada de este período, Judas; las otras que poseemos son bastante posteriores.


Al adentrarnos en el siglo XIV encontramos una importante corriente de literatura mística. The Cloud of Unknow-ing es un clásico en el género. Indudablemente, esta corriente sirvió de fermento a la obra del reformista John Wyclif, promotor de la primera versión de la Biblia en inglés.


Otro género religioso importante fueron los miracle plays, escenificaciones de pasajes bíblicos que se representaban, generalmente en plena calle, el dia del Corpus. Se han observado los ciclos casi completos de York, Chester y Wakefield. Más adelante, ya en el siglo XV, surgió un nuevo tipo de teatro religioso, las moralities, que presentaban de forma alegórica la lucha entre el bien y el mal; la más conocida es Everyman.

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