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marzo 26, 2009

Geoffrey Chaucer

Retrato de Chaucer en un manuscrito dibujado por Thomas Hoccleve, quien personalmente lo conoció, por tanto probablemente sea una fiel representación.


"The lyb so short, the Craft so long to lerne"
(la vida tan breve, el arte tan largo para aprender)


Pero de entre toda la literatura medieval inglesa sobresale la personalidad de Geoffrey de Chaucer (h. 1340-1400). Nacido en la ascendente clase mercantil, educado en la corte y con estrechos lazos matrimoniales con ésta, soldado hecho prisionero en Francia, diplomático, encargado de cobrar el subsidio sobre la lana en las aduana de Londres, juez de paz y miembro del parlamento por Kent, y, por último, encargado de las obras reales, su vida nos da una imagen de la amplitud de perspectivas que han quedado reflejadas en su obra.


Hay un primer grupo de libros de influencia francesa: The Book of the Duchees (1369), elegía a la muerte de la esposa de su protector, John of Gaunt; The House of Fame (h. 1379), viaje fantástico a donde la diosa Fama reparte arbitrariamente sus dones; The Parliament of Fowls (1382), sátira del amor cortesano, en el que los pájaros escogen pareja comportándose según su nobleza o rusticidad. Estas tres obras tienen la forma de sueños alegóricos, pero se libran del envaramiento propio de esta convención gracias a los trazos realistas y humorísticos que introdujo Chaucer. Más interesante es Troilus and Criseyde (1384), obra basada en Il Filostrato, de Bocaccio, en la que el autor penetra sutilmente en la psicología de las emociones de los protagonistas y hace una reflexión sobre su fatal desenlace, sujeto a los cambios de la rueda de la Fortuna.


Pero su obra cumbre fue The Canterbury Tales. A pesar de su carácter fragmentario (veinte cuentos y cuatro fragmentos de un total de 120 proyectados) y de que la reconstrucción del conjunto es solo una conjetura, lo que nos queda forma un todo coherente de la más alta calidad. el General Prologue nos presenta a los 29 peregrinos y al hostelero: desde el caballero hasta el labrador constituyen un retablo social casi completo; los rasgos precisos que les dan vida, la mezcla de ironía e ingenuidad con que son observados -y que en los personajes religiosos se convierte en una sátira punzante-, la actitud siempre alegre y vitalista del poeta, todo ello unido al equilibrio de los versos pareados decasilábicos hacen de este prólogo una pequeña obra maestra. En los cuentos hay ejemplos de casi todos los géneros medievales.


Ni el amigo de Chaucer, John Gower (h. 13309-1408), ni, en el siglo XV, ninguno de sus seguidores, no consiguieron nada comparable. Si, en cambio, en Escocia -no afectada por las guerras civiles inglesas-, donde encontramos tres "chaucerianos" remarcables: el rey James I (1394-1437), Robert Henryson (h. 1430-1506) y William Dunbar (h. 1460-1530).


En Inglaterra, en el siglo XV, encontramos sólo a un gran escritor, el prosista Sir Thomas Malory (h. 1408-1471), que en Le Morte Darthur hizo una refundición de fuentes francesas e inglesas. El centro de su interés eran los conflictos entre los caballeros que condujeron al fin de la corte de Camelot.


Digamos finalmente que que bastantes de las baladas inglesas que nos han llegado son de este siglo: narraciones generalmente trágicas, expuestas de manera escueta, nos han transmitido historias tan dramáticas como A Gest of Robin Hode (una aventura de este popular personaje) y Chevy Chase (la historia de una gran matanza en la frontera con Escocia).



marzo 19, 2009

La época de la literatura Anglonormanda

Hasta 1250 aproximadamente las lenguas dominantes fueron el francés (anglonormando) y el latín. Los normandos aportaron un gran interés por la historia, y en latín escribieron los historiadores William of Malmesbury y Henry de Huntingdon; en la Historia Regum Britanniae (1137), de Geoffrey of Monmouth, se recogen las leyendas de antiguos britanos, como Lear, Gorboduc, Cymbeline y, sobre todo, el armazón de la historia del Rey Arturo, que el autor adapta de numerosos romances franceses. Será una versión de esta obra -el Brut, de Layamon-, la que, hacia 1200, narrará por vez primera en lengua inglesa la historia de los caballeros de la Tabla Redonda.


La literatura normanda es esencialmente aristocrática. Los géneros más cultivados son la literatura didáctica y religiosa, las historias y crónicas, los romances (el más famoso, el Tristan -h. 1170-, de Thomas, base de toda la literatura posterior en torno a este personaje), los fabliaux (cuentos de inspiración burguesa, más o menos satíricos) y los lais (narraciones breves de tema folcklórico). Esta literatura en lengua francesa disminuyó en importancia, cuando, a principios del siglo XIII, una parte de la nobleza adoptó el inglés, pero prosiguió hasta finales del siglo XIV.


En inglés, los dos documentos líricos más antiguos que se conservan, probablemente del siglo XII son: la canción supuestamente improvisada por rey Cnut (muerto en 1035) al oír cantar a los monjes de Ely "Merie sungen The munekes binnen Ely/Tha Cnut ching reu ther by (...)" y tres pequeños poemas religiosos, los St. Godric's Hymns. Dentro del mismo siglo son, sin embargo, más interesantes la Moral Ode, que predica el arrepentimiento, y sobre todo, el poema Love Run, de Thomas of Hales, que tiene por tema la fragilidad del amor humano y su sustitución por Cristo, el esposo perfecto. Hay que mencionar también, aunque su calidad literaria sea nula, el Orrmulum, traducción de los evangelios en monótonos versos (unos 150.000) de regularidad silábica.


En prosa destaca, en el siglo XII, la Ancrene Riwle (Regla para eremitas), libro interesantísimo, porque revela en su estilo una personalidad vigorosa y a la vez llena de candor, que, en sus consejos dirigidos a tres hermanas, les propone una guía espiritual alejada de los rigores formalistas y que no desdeña hacer incursiones en detalles de la vida cotidiana.


Hacia la primera mitad del siglo XIII encontramos las primeras muestras de literatura secular. Son los Proverbs of Alfred, recopilación de este tipo de sabiduría popular, el ya mencionado Brut, de Layamon, escrito en una métrica anglosajona empobrecida, y, sobre todo, el poema en octosílabos The Owl and the Nightingale (La lechuza y el ruiseñor), vivo debate entre estos dos pájaros, de un ingenio y una naturalidad sorprendentes. El autor -quizás un tal Nicholas of Guildford- no deja claro si se trata de una fábula o es una alegoría de la contraposición entre la nueva visión amorosa y el viejo didacticismo religioso.


Con el cambio de actitud linguística de la nobleza aparecen nuevos géneros en lengua inglesa: particularmente los romances y la lírica de tema profano. Los romances, poemas heróicos, difieren notablemente de la antigua poesía heróica anglosajona; si aquélla era profundamente seria, estos tienden hacia una idealización más bien fácil, estilizada. Aquélla estaba construida sobre el rígido esquema de los cuatro acentos por verso y la aliteración consonántica; la mayoría de estos se gobiernan por el número de sílabas y por la rima. Además, los romances ingleses aparecen cuando el género ha empezado a decaer y suelen prescindir de toda elaboración psicológica de la acción o de los personajes. Encontramos romances ingleses de los tres temas de la conocida clasificación de Jean Bodel: de tema francés, de tema clásico y de tema britano. Pero, curiosamente, los dos más antiguos que se conservan, King Horn y Havelock the Dane (ambos sobre el tema del príncipe desposeído que vuelve victorioso), pertenecen a otro ciclo, el de la historia inglesa, y reflejan un espíritu más cercano a las clases medias que a la corte. Mas tardíos, y quizá los más populares, fueron Guy of Warwick y Bevis of Hampton, sucesiones interminables de encuentros de los protagonistas con adversarios. Los de tema britano -con Arturo, Ginebra, Merlin, Lanzarote, etc., como protagonistas- no aparecen antes del siglo XIV. Destaquemos Ywain and Gawain, Morte Arthure y, el mejor de todos, {Sir Gawain and the Green Knight (Sir Gawain y el caballero verde)}. En esta obra, el conflicto entre los intereses contrapuestos del honor caballeresco y de las virtudes de la castidad y de la sinceridad es hábilmente expuesto y resuelto en un poema en que se funden magistralmente elementos muy diversos, como el fausto cortesano, la magia céltica, la descripción del paso del tiempo, la seducción, etc.


Las primeras canciones de tema secular se han conservado casi siempre de manera accidental. Sus temas -el canto a las estaciones o a la persona amada, los diferentes tipos de quejas- tienen sin duda un origen antiguo; sin embargo, nada similar parece haber existido en anglosajón ni en anglonormando. Las mejores de estas canciones son de una espontaneidad y un frescor inigualables, como la que termina: "Christ, that my love were in my arms, /And I in my bed again." Junto a ellas continuaban cantándose, naturalmente, las canciones religiosas de Navidad, a la Virgen, etc.


El gran número de advertencias moralizantes de aquella época en contra de los fabliaux hace pensar que debieron circular en abundancia, pero sólo se ha conservado uno titulado {Dame Sirith{ (h. 1250), el único antes de Chaucer. Narra la historia, típica en este género, de una alcahueta que consigue aterrorizar a una joven esposa para que ceda a las solicitudes de un pretendiente. Se ha conservado también una balada de este período, Judas; las otras que poseemos son bastante posteriores.


Al adentrarnos en el siglo XIV encontramos una importante corriente de literatura mística. The Cloud of Unknow-ing es un clásico en el género. Indudablemente, esta corriente sirvió de fermento a la obra del reformista John Wyclif, promotor de la primera versión de la Biblia en inglés.


Otro género religioso importante fueron los miracle plays, escenificaciones de pasajes bíblicos que se representaban, generalmente en plena calle, el dia del Corpus. Se han observado los ciclos casi completos de York, Chester y Wakefield. Más adelante, ya en el siglo XV, surgió un nuevo tipo de teatro religioso, las moralities, que presentaban de forma alegórica la lucha entre el bien y el mal; la más conocida es Everyman.

marzo 10, 2009

♣LITERATURA INGLESA MEDIEVAL♣


Las letras inglesas hacia el año Mil
Durante los últimos años del siglo X y la primera mitad del XI, la prosa en inglés antiguo (anglosajón) alcanzó su momento de esplendor. A la prosa histórica -las crónicas- y a la abundante prosa de homilias hemos de añadir el inicio de la prosa científica e, incluso, lo que, adentrándose en un terreno reservado hasta aquel momento solo para el verso, llamaríamos prosa de ficción.

Aelfric, abad de Eynsham, fue la figura literaria más significativa del momento. Aunque escribió la mayor parte de su obra en latín, destacan en ellas sus sermones en lengua inglesa, Homiliae Catholicae y Passiones Sanctum, que son un prodigio de sobriedad y armonía estilísticas y de habilidad en el uso de las antitesis y las aliteraciones. Y en su versión de los siete primeros libros del Antiguo Testamento -Heptateuch-, fue el primero en encontrar un estilo bíblico apropiado para el inglés.

Su maestro y amigo, Wulfstan, arzobispo de York, empleó en sus sermones un estilo muy distinto, encendido y profético, sobre todo en el conocido Sermo Lupi at Anglos de 1014, en que explica los horrores de la invasión danesa reciente como un castigo por los pecados y como un anuncio del final del mundo que se avecina, y que termina con un patético . Aunque para ambos autores su contribución a la lengua inglesa fue consecuencia de su espiritu reformista y no de un interés literario, alcanzaron, no obstante, una considerable perfección.

Lo mismo puede decirse de la Anglo-Saxon Chronicle, que describe con singular viveza los transtornos de la invasión mencionada, y, sobre todo, de la invasión y la conquista normandas, cuyos efectos habían de resultar tan trascendentales para el país. En efecto, el año 1066 marcó una línea divisoria en la historia inglesa. Guillermo el Conquistador arrasó la corte, las noblezas y las altas jerarquías de la Iglesia y las sustituyó por otras, normandas, de habla francesa. La sociedad, la cultura y la lengua inglesas quedaron como decapitadas. Naturalmente, la gran masa de la población siguió hablando en inglés, pero durante muchas décadas la única literatura inglesa conocida fue de tipo oral. La literatura inglesa no recuperó el terreno perdido hasta bien entrado el siglo XIV. Únicamente la prosa devocional no sufrió interrupción, particularmente en el oeste, donde la influencia francesa fue menor.

marzo 01, 2009

Por qué trovar?






EL CABALLERO CRISTIANO DEL MEDIEVO

Tenemos en el corazón el amor a la lírica, en nuestra mente un sueño, en nuestros ojos brillan la esperanza y la fe, en nuestro espíritu se mueve la energia del que anuncia el testimonio de su esencia y de sus convicciones.

Hay en nuestras almas el legado de cien generaciones que nos invita a rememorar nuestra historia, nos enseña a manifestar el sentir de nuestra mística, nos lleva a recorrer hacia atrás el tiempo y encontrar la inamovible unidad que fue nuestro origen antiguo que se pierde en la noche de los siglos.

Existe en el aliento de nuestras vidas el registro latente de nuestro pasado antiquísimo, fuerte, digno y marcial. Nuestros cantos llevan en su inescrutable contenido místico las voces de millones de hermanos que nos precedieron, el antiguo amanecer del desconocido advenimiento nuestro a este mundo de la tierra, el mar, el viento, el fuego y el espíritu.







Existe tambien en nuestro aliento la presencia superior del enviado sagrado que nos corrige, enseña y encamina. Quien nos llama a la perfección, nos humilla en su indiscutible condición de ser supremo y nos transforma a la actual condición en la que hemos encontrado el propósito de vivir segun sus altísimos mandatos. Su glorioso caminar entre nosotros ha mudado nuestra anterior mística absoluta para darnos una nueva vida en la que hemos aprendido a amar su poder, su autoridad, su bendición y su castigo.


Es así como tenemos plena conciencia de nuestra naturaleza, pero la ponemos al servicio del divino salvador y de quien lo envió porque somos conscientes que una vida sin honor no vale nada, que el que rechaza la censura es estúpido, y que la única fortaleza verdadera es ser capaces de cumplir nuestro santo deber para alcanzar la perfección a la que hemos sido llamados.

Es por eso que en nuestro ser adiestrado para bien nos encaminamos en nuestro amor por el deber a traves de nuestra labor caballeresca, guerrera y tambien poética, religiosa y defensora y difusora de los altos valores que engloban nuestro compromiso, cultura e identidad.





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