No existe una fecha exacta para establecer el “inicio” del Humanismo. Entendemos Humanismo como una corriente artística, académica, filosófica, social y política que centra su pensamiento, accionar y puntos de salida y llegada en el mismo hombre. Debemos buscar sus primeras manifestaciones a partir de la segunda mitad del siglo XIV, pero siempre teniendo en cuenta que se trata de un proceso largo y gradual, cuyas fases son difusas.
El Humanismo al parecer surgió como resultado del desarrollo cultural de de ciudades prósperas italianas de la zona de la Toscana, tales como Florencia y Siena. Luego tomarían también importancia Venecia y Milán, y más tardíamente Génova, Bologna, Verona, Roma, Módena, Ravena, etc. Este auge cultural estuvo propiciado por progresos agrarios y comerciales que hicieron del mundo itálico la región más urbanizada de su época. Generalmente, éstas eran ciudades-estado políticamente independientes, que habían alcanzado gran desarrollo por su éxito en la industria, comercio e intercambio marítimo dentro de la zona del mar Mediterráneo. Los mercaderes marinos italianos eran los más importantes que trataban con el mundo oriental, llevando y trayendo los productos entre aquel y los reinos europeos. Todo esto favoreció también el crecimiento de la banca, que tuvo asimismo sus más avanzados agentes en Italia.
El Humanismo alcanzó su grado máximo con la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789 por los revolucionarios franceses. El mismo título de esta proclamación nos indica el papel central de la idea de “hombre”. En sus inicios, esta corriente se manifestó especialmente en el arte, sobre todo plástico, al ir migrando del aspecto teocéntrico medieval a la presentación antropocéntrica, interesándose por el hombre en sí mismo y no como criatura de Dios. Es así que podemos encontrar magistrales obras en la escultura y pintura, que celebran y admiran la belleza y el conjunto armonioso del cuerpo y mente humana. Cabe resaltar que el Humanismo es padre del Renacimiento, y representa el primer paso del largo camino de la sociedad medieval hacia la contemporánea.
Aqui pueden ver un bello video con una muestra de las obras de los principales maestros de la escultura del renacimiento italiano
Advertencia
Este blog no apoya ninguna postura política ni reivindica ideología alguna. Los mensajes, vídeos y demas elementos poseen únicamente un interés histórico-cultural y artístico. Las opiniones expresadas se limitan a los términos escritos en ellas.
Bienaventuranzas de Sir Thomas More
enero 28, 2010
enero 27, 2010
Los Inicios del Humanismo
Durante la Edad Media, los personajes capitales en la escena del mundo habían sido Dios y el Alma; a mediados del siglo XIV el protagonista es el Hombre, el conjunto humano es lo que más interesa. Nuestra extraña mezcla de espíritu y materia, este mecanismo formidable que produce el bien y el mal, desea la gloria y llega a veces al superhombre, cae otras veces en desórdenes que hacen de él un monstruo desmerecedor de los títulos de su especie. A pesar de estas caídas, el Hombre empezó a ser lo más interesante para el hombre; se observaban sus acciones como un vasto panorama inexplorado; hasta lo que se conocía del hombre, cambiaba de color en cada individuo; su potencialidad parecía inagotable, el hombre empezaba a pretender superar su propia naturaleza.
No es que se desconociese por ello el valor de otros factores. Dios continuó siendo el Creador y sustentador del Universo; los eruditos del siglo XIV y XV se encomendaban a la Virgen y a los Santos, y sólo algunos, muy pocos, abrigaban sus dudas acerca de la cosmografía celestial, como un empíreo para los bienaventurados poblado de amables personas. El alma era todavía la partícula divina que sobrevivía despues de la descomposición del conjunto humano, cuando la materia volviese a disolverse en ceniza. Pero alma y cuerpo reunidos formaban una combinación tremenda capaz de todos los vicios y virtudes, de los más altos conceptos y heroísmos, y tambien de las más bajas pasiones y vanidades.
Durante la Edad Media el estudio del hombre habia consistido principalmente en el estudio de su alma; la ciencia humana había sido más bien una psicología que una antropología; ahora lo admirable empezaba a ser el compuesto de músculos, dotado de fuerza y de pasiones. Su belleza física y sus virtudes sociales interesaban ya tanto como la parte espiritual. El alma hallábase participando, animando, regulando la acción, pero era el cuerpo el que le daba las ocasiones para obrar, y aun la estimulaba con reacciones favorables y contrarias. Los primeros humanistas, sin perder su fe en Dios y en el alma, comprendían que el cuerpo humano era el laboratorio indispensable para sus manifestaciones aquí en la tierra, y concedían al cuerpo una atención y dignidad que no le habían reconocido los doctores de los siglos precedentes. Esto era ya lo que llamamos humanismo, y las ciencias que se ocupan en ello, humanidades.
Por cierto que quizá la pionera manifestación de la cosmovisión humanista en las artes plásticas la podemos hallar en las obras del extraordinario pintor italiano Giotto, nacido en Florencia (1265) y fallecido en su misma ciudad (1337). Observe cómo nos transmite en sus trazos los episodios cristianos con aire sobrenatural, pero al mismo tiempo con una fuerte carga humana en sus personajes, de quienes podemos adivinar y empatizar rasgos compartidos del carácter.
No es que se desconociese por ello el valor de otros factores. Dios continuó siendo el Creador y sustentador del Universo; los eruditos del siglo XIV y XV se encomendaban a la Virgen y a los Santos, y sólo algunos, muy pocos, abrigaban sus dudas acerca de la cosmografía celestial, como un empíreo para los bienaventurados poblado de amables personas. El alma era todavía la partícula divina que sobrevivía despues de la descomposición del conjunto humano, cuando la materia volviese a disolverse en ceniza. Pero alma y cuerpo reunidos formaban una combinación tremenda capaz de todos los vicios y virtudes, de los más altos conceptos y heroísmos, y tambien de las más bajas pasiones y vanidades.
Durante la Edad Media el estudio del hombre habia consistido principalmente en el estudio de su alma; la ciencia humana había sido más bien una psicología que una antropología; ahora lo admirable empezaba a ser el compuesto de músculos, dotado de fuerza y de pasiones. Su belleza física y sus virtudes sociales interesaban ya tanto como la parte espiritual. El alma hallábase participando, animando, regulando la acción, pero era el cuerpo el que le daba las ocasiones para obrar, y aun la estimulaba con reacciones favorables y contrarias. Los primeros humanistas, sin perder su fe en Dios y en el alma, comprendían que el cuerpo humano era el laboratorio indispensable para sus manifestaciones aquí en la tierra, y concedían al cuerpo una atención y dignidad que no le habían reconocido los doctores de los siglos precedentes. Esto era ya lo que llamamos humanismo, y las ciencias que se ocupan en ello, humanidades.
Por cierto que quizá la pionera manifestación de la cosmovisión humanista en las artes plásticas la podemos hallar en las obras del extraordinario pintor italiano Giotto, nacido en Florencia (1265) y fallecido en su misma ciudad (1337). Observe cómo nos transmite en sus trazos los episodios cristianos con aire sobrenatural, pero al mismo tiempo con una fuerte carga humana en sus personajes, de quienes podemos adivinar y empatizar rasgos compartidos del carácter.
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