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noviembre 24, 2009

Romanos pidiendo leyes a los Griegos

Este es un capítulo muy gracioso que encontré en el Libro del Buen Amor de Juan Ruiz Arcipreste de Hita (probablemente de mediados de la centuria del 1300). Trata sobre cómo los incipientes romanos, queriendo establecer una legislación de calidad para su pueblo, fueron a pedirles a los griegos que estaban en la plenitud de su brillante cultura, les brindaran los principios y enseñanzas para llevar la ley (que era entendida como sabiduría de los dioses) a su patria Roma. Este capítulo está entre las primeras páginas de esta deleitosa obra.


Aquí fabla de cómo todo ome, entre los sus cuidados, se deve alegrar, e de la disputaçión que los griegos y los romanos en uno ovieron

Palabras son de sabio e díxolo Catón,
Es palabra de sabio y lo dijo Catón,
que omne a sus cuidados que tiene en coraçón
que el hombre a las preocupaciones que tiene
entreponga plazeres y alegre la razón
entreponga diversión y piense con felicidad
que la mucha tristeza mucho cuidado pon.
ten cuidado con la mucha tristeza


E porque de buen seso omne no puede reír,
Porque hombre de juicio no ríe fácilmente
abré algunas burlas de aquí a enxerir;
aqui voy a exponer unos chistes
cada que las oyerdes non querades comedir
cada vez que los oigas no los critiques
salvo en la manera del trobar y del dezir.
excepto en sus letras y forma de cantar


Entiende bien mis dichos y piensa la sentençia,
Comprende mis palabras y reflexiona la sentencia
non me contesca contigo como al doctor de Greçia
no me pase contigo como le pasó al sabio griego
con el ribaldo romano e con su poca sabiençia,
con el bellaco romano y su ignorancia
cuando demandó Roma a Greçia la çiençia.
cuando Roma le pidió enseñanza a Grecia.


Ansí fue que romanos las leyes non avíen,
Era pues que los romanos no tenían leyes
fueron las demandar a griegos que las teníen;
y fueron a pedirlas a los griegos que las tenían
respondieron los griegos que non las meresçíen,
los griegos les contestaron que no las merecían
nin las podríen entender pues que tan poco sabíen.
ni las podrían entender ya que sabían muy poco


Pero si las queríen para por ellas usar,
Pero que sí querían para poder usarlas
que ante les convenía con sus sabios disputar,
antes deberían debatir con los sabios griegos
por ver si las entienden o meresçían levar,
para ver si entendían y merecían las leyes
esta respuesta fermosa davan por se escusar.
esta respuesta elegante dieron para excusarse.


Respondieron romanos que les plazía de grado;
Los romanos respondieron con mucho gusto
para la disputaçión pusieron pleito firmado,
y pactaron de seguro para el debate
mas porque non entedríen el lenguage non usado,
pero como no entendían la lengua griega
que disputasen por señas, por señas de letrado.
que el debate sea por señas académicas.


Pusieron día sabido todos por contender;
Señalaron todos un día para disputar;
fueron romanos en cuita, non sabían qué se fazer,
los romanos se fueron en aprietos, no sabían qué hacer
porque non eran letrados, nin podrían entender
porque eran ignorantes, ni podrían entender
a los griegos doctores nin al su mucho saber.
a los sabios griegos ni a su mucha ciencia.


Estando en su coita, dixo un cibdadano
En medio de este problema, dijo un ciudadano
que tomasen un ribaldo, un vellaco romano,
que escogiesen un bellaco, un joven romano
segund Dios le demostrase fazer señas con la mano
que a la voluntad de Dios hará señas con su mano
que tales las feziese: fueles consejo sano.
para responder al griego: a todos les pareció bien

Fueron a un vellaco, muy grande e muy ardid;
Fueron hacia un joven, corpulento y mañoso;
dixiéronle: "Nos avemos con griegos nuestra conbid
le dijeron: "Medimos contra los griegos nuestra valía
para disputar por señas, lo que tú quisieres pid
disputando por señas, lo que quieras pídelo
y nos dártelo hemos, escúsanos desta lid".
y nosotros te lo daremos, líbranos de esta prueba."


Vistiéronlo muy bien paños de grand valía,
Lo vistieron bien con ropas elegantes,
como si fuese doctor en la filosofía;
como si fuese un sabio de las ciencias
subió en alta cáthreda, dixo con bavoquía:
y subió arriba a la cátedra, diciendo con bravía:
"D'oy mais vengan los griegos con toda su porfía."
"Ahora que vengan los griegos con toda su potestad."


Vino aí un griego doctor muy esmerado,
Llegó un sabio griego muy aplicado,
escogido de griegos, entre todos loado;
escogido entre los griegos, de todos muy respetado
subió en otra cáthreda, todo el pueblo juntado,
subió en la otra cátedra, todo el pueblo miraba
e començó sus señas, como era tratado.
y empezó sus señas, tal cual lo pactado.


Levantóse el griego, sosegado, de vagar,
Se levantó el griego, ecuánime con serenidad
e mostró sólo un dedo que está çerca del pulgar,
y mostró sólo el dedo cerca del pulgar
luego se assentó en ese mismo lugar.
después se sentó en su misma butaca.
Levantóse el ribaldo, bravo, de mal pagar.
Se levantó el bellaco, arrogante y artero.


Mostró luego tres dedos contra el griego tendidos,
Entonces mostró tres dedos apuntando al griego
el polgar con otros dos que con él son contenidos,
el pulgar con otros dos que lo contenían,
en manera de arpón los otros dos encogidos;
en forma de arpón los otros dos encogidos
assentóse el neçio, catando sus vestidos.
y se sentó el bribón, acomodándose la ropa.


Levantóse el griego, tendió la palma llana,
Se levantó el griego, tendió la palma abierta,
e assentóse luego con su memoria sana.
y se sentó con su sabiduría.
Levantóse el vellaco, con fantasía vana,
Se levantó el joven, con veleidad
mostró puño çerrado, de porfía avía gana.
y mostró el puño cerrado, a fuerza de contrariar.


A todos los de Greçia dixo el sabio griego:
A todos los de Grecia dijo el sabio griego:
"Meresçen los romanos las leyes, yo non gelas niego."
"Los romanos merecen las leyes, yo no se las niego."
Levantáronse todos con paz e con sosiego;
Se levantaron todos con paz y con soziego;
grand onra ovo Roma por un vil andariego.
gran honra tuvo Roma por un pendenciero.


Preguntaron al griego qué fue lo que dixiera
Preguntaron al griego qué había dicho
por señas al romano, e qué le respondiera
por señas al romano, y qué le respondió
Diz: "Yo dixe que es un Dios, el romano dixo que era
Dijo: "Yo dije qué es un Dios?, el romano dijo que era
uno y tres personas, y tal señal feziera.
uno y tres personas, y tal señal hizo.


Yo dixe que era todo a la su voluntad;
respondió que en su poder teníe el mundo, e diz verdat.
Desque vi que entendíen e creíen la Trinidad,
entendí que meresçíen de leyes çertenidad."
Yo dije que todas las cosas estaban a su voluntad;
respondió que entonces tenía el mundo en su poder, y dijo verdad.
En cuanto vi que entendían y creían en la Trinidad,
supe que merecían tener las leyes con seguridad."


Preguntaron al vellaco cuál fuera su antojo;
Diz:"Díxome que con su dedo que me quebrantaría el ojo,
desto ove grand pesar y tomé grand enojo,
e respondíle con saña, con ira e con cordojo,
Preguntaron al bellaco cuál fue su ocurrencia;
Dijo: "Me dijo que con su dedo me quebrantaría el ojo,
de esto tuve gran pesar y tomé gran enojo,
y le respondí con saña, con ira y con discordia,


Que yo le quebrantaría, ante todas las gentes,
con dos dedos los ojos, con el pulgar los dientes.
Díxome luego, en pos esto, que le parase mientes,
que me daría grand palmada en los oídos retinientes.
Que yo le quebrantaría, ante toda la gente,
con dos dedos los ojos, con el pulgar los dientes.
Me dijo luego, después de esto, que le prestara atención
que me daría una gran palmada en los oídos retañentes.


Yo le respondí que le daría una tal puñada,
que en tienpo de su vida nunca la viés vengada.
Desque vio que la pelea teníe mal aparejada,
dexóse de amenazar do non gelo preçian nada."
Yo le respondí que le daría un tal puñetazo,
que en toda su vida nunca la vería vengada.
En cuanto vió que tenía la pelea desfavorable,
se dejó de amenazar donde no le tomaban cuidado."


Por esto dize la pastraña de la vieja ardida:
"Non ha mala palabra si non es a mal tenida"
Verás que bien es dicha, si bien fuese entendida;
entiende bien mi dicho e avrás dueña garrida.
Por esto dice el adagio del viejo refrán:
"No hay palabra mala, sino que es mal entendida"
Verás cuán bien está dicha, si fuese bien entendida;
Comprende mi dicho y tendrás gran perspicacia.


La burla que oyeres non la tengas en vil,
la manera del libro entiéndela sotil;
que saber bien e mal dezir, encobierto e doñeguil,
tú non fallarás uno de trobadores mil.
La burla que oyeres no la tomes a mal,
entiende la sutileza en las palabras de este libro;
que sabiduría y mal hablar, encubiertas y adonde veas,
no encontrarás así un trovador entre mil.

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