Oh, tierra mía, alguna vez
juré defenderte y amarte,
contra todo bárbaro agresor
que de ignotos reinos venga
a asolar las amadas existencias
de nuestras ciudades y fortalezas.
Espada mía, compañera fatal,
que has de servirme en fiera y
cruenta batalla, para elevar
hasta tiempos desconocidos
el recuerdo de mi valor
y mi templanza, ahora
y hasta la ventura que Dios
me conceda, batiré mis
fuerzas y Fe contra los
extraños invasores que
en santas tierras de oriente
afligen y destruyen a nuestra
cristiana creencia y hermanos.
Ahora que hacia allá
en camino voy, llevo la
convicción de cumplir
y terminar la férrea guerra
que en lejanas tierras
a donde hemos sido enviados
hemos de luchar y vencer.
Mientras el viaje hacemos
se unen palabras y juramentos
con disímiles pensamientos.
juré defenderte y amarte,
contra todo bárbaro agresor
que de ignotos reinos venga
a asolar las amadas existencias
de nuestras ciudades y fortalezas.
Espada mía, compañera fatal,
que has de servirme en fiera y
cruenta batalla, para elevar
hasta tiempos desconocidos
el recuerdo de mi valor
y mi templanza, ahora
y hasta la ventura que Dios
me conceda, batiré mis
fuerzas y Fe contra los
extraños invasores que
en santas tierras de oriente
afligen y destruyen a nuestra
cristiana creencia y hermanos.
Ahora que hacia allá
en camino voy, llevo la
convicción de cumplir
y terminar la férrea guerra
que en lejanas tierras
a donde hemos sido enviados
hemos de luchar y vencer.
Mientras el viaje hacemos
se unen palabras y juramentos
con disímiles pensamientos.
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